Si tu terraza es igual de
grande que tu habitación, empieza a sacarle partido. Además de hacer sitio para
una mesa y unas sillas, puedes destinar una parte de la misma a plantar algunas
verduras u hortalizas y sacar el máximo rendimiento.
La idea es hacer un uso
lúdico y natural de la naturaleza y aprender nociones básicas sobre
horticultura, quizá no todo crezca a la primera, pero poco a poco iremos
aprendiendo y disfrutando de la tarea. Además siempre es bueno estar en
contacto con la naturaleza, aunque sea desde nuestra propia casa.
Para ello vamos a
necesitar lo siguiente:
Localización: si en casa no hay jardín, se recomienda una terraza o ventanal donde haya mucha luz, además se recomienda que esté protegida.
Recipientes: depende de lo que
queramos plantar, se necesitará un mínimo de 7cm hasta unos 50cm. Deberemos
elegir el recipiente que más se adapte a nuestra plantación elegida. Ejemplos a
plantar: Tomates, calabacines, zanahorías, nabos, lechugas, plantas
aromáticas).
Tierra: se pueden usar
diferentes tipos de compost, y además una mezcla de piedras, arena e incluso
materiales dificil de corromper, como puede ser el plástico, lógicamente esto
dependerá del recipiente que utilicemos y de la variedad a plantar. Las raices
deben encontrar hueco subterráneo para poder respirar, por ello el crear
ciertos huecos en la parte inferior del recipiente.
Riego: hay que hacer un uso
sostenible del agua, no regaremos en épocas de lluvia, ya que el abuso del
riego puede ahogar y arruinar la plantación. Hay que evitar los riegos a pleno
sol, se recomienda regar por la noche, para que la planta haga un uso exclusivo
del agua.
Abono y hierbajos: se aconseja el uso de
un abono natural, si no se tiene acceso al mismo, se puede utilizar un compost
casero, dependiendo de la cantidad de macetas, así necesitaremos cantidad de
abono. Se recomienda diluir restos orgánicos de vegetales por ejemplo bien
picados en las plantas, poco a poco se convertirá en compost y nos servirá de
abono. En cuanto a las malas hierbas, se pueden quitar a mano, con ello se
evitará que nuestras plantas carezcan de nutrientes debido a dichos
hierbajos.
Se pueden adquirir
semillas en los supermercados, o de las propias verduras o frutos que
consumimos. Es verdad que si elegimos la segunda opción, deberemos esperar al
secado de las semillas y será conveniente utilizarlas de un año para otro. Por
ejemplo si secamos en agosto las semillas de los tomates al sol, es conveniente
utilizarlas en el invierno siguiente para su plantación.
Si os interesa aprender
más, os aconsejo la lectura del magnífico libro:
El Agricultor Autosuficiente, de John Seymour.
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